Un  relato breve basado en obras de Eileen Kuttab,  Amal Amireh, Daniel Hirsch, Nahla Abdo, Islah Jad  y Virginia Quirke.

Las mujeres palestinas luchan para que se les escuche, tanto dentro como fuera de Cisjordania y de la Franja de Gaza. La significativa discrepancia entre la forma en que se perciben fuera y lo que pueden hacer en realidad en casa significa que las mujeres, que podrían ser una contraparte importante para poner fin a la ocupación, permanecen invisibles en donde más se necesitan.

Al igual que las mujeres en tantas zonas de guerra, no consiguen superar las actitudes patriarcales de los partidos políticos, grupos o principales redes de comunicación nacionales o internacionales. Sin embargo, se siguen expresando con creatividad, pragmatismo, sugerencias, objetivos políticos y pura esperanza cuando discuten sus objetivos y trabajo. Este relato es un intento de honrar a las mujeres palestinas en Gaza, Cisjordania y en la diáspora.

Según Eileen Kuttab, el movimiento de mujeres constituye la columna vertebral de la resistencia en 1987, la primera Intifada, tras una década de movilización y democratización a través de su trabajo constante con las mujeres de las aldeas y campos de refugiados. Actuaban como autoridad local, junto con otras organizaciones de masas. Se formó una nueva plataforma combinando lo nacional, cultural, social y económico; todos incluyendo la perspectiva de género.

Los derechos de las mujeres incluían el derecho al trabajo, a la educación, a la lucha y a ser representadas por igual en la toma de decisiones políticas. Crearon un espacio alternativo para la educación popular reemplazando las escuelas cerradas por las fuerzas de ocupación durante mucho tiempo durante la primera Intifada. Estos grupos también boicotearon los productos israelíes, en un esfuerzo por mejorar la identidad nacional. Kuttab señala que todas estas actividades fueron cruciales para la continuidad de la Intifada y el empoderamiento de las mujeres. Los acuerdos de Oslo crearon optimismo entre los palestinos y un nuevo modo de pensar asumiendo la liberación y la independencia. Esta nueva forma de pensar causó, sin embargo, una división en el movimiento nacional, que se había unido contra la ocupación. Ahora estaba más centrado en asuntos internacionales y menos en cuestiones nacionales.

En consecuencia, se debilitaron las organizaciones de masas y colapsaron las redes informales de base, mientras que el liderazgo de élite no tenía que rendir cuentas ante ningún electorado. Su legitimación representaba simbólicamente al pueblo palestino. Así, la hegemonía de la Autoridad Palestina (AP) era cada vez mayor. Sólo la oposición islamista consiguió mantener una base popular a través de las elecciones de 2003 y la victoria de Hamas en 2006.

De acuerdo con Kuttab un movimiento liberal fragmentado llevó a compromisos en cuestiones nacionales, incorporando paradigmas neoliberales y perdiendo sus lazos estructurales orgánicos con el movimiento nacional y de base. El surgimiento de ONGs feministas durante la década de 1990 condujo a un número creciente de ONG feministas especializadas y profesionales dedicadas a intervenir en los procesos políticos nacionales e internacionales. Así, las ONG comenzaron a desempeñar un papel destacado en la transformación de los programas locales de las mujeres, sobre todo debido a la división entre Fatah y Hamas. Las ONG reciben fondos de organismos bilaterales y multilaterales.

Kuttab señala que los paradigmas neoliberales están encabezados por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, e instituciones internacionales como las organizaciones de la ONU y organizaciones donantes, que tienen programas unificados y generales a todos los niveles. Los derechos de las mujeres de las ONG se consideran fundamentalmente, según Kuttab, como derechos humanos. Por lo tanto, eludiendo la religión, la cultura, los asentamientos, las fronteras, el desempleo, la pobreza, el ‘Muro del Apartheid’, el bloqueo de Gaza y la lucha contra la ocupación y por la libertad.

Estamos por tanto tratando con diferentes modelos de mujeres musulmanas, como diferentes modelos de mujer en otras religiones. Debido a la ocupación, que incluye casas allanadas y agredidas, familias, escuelas, bibliotecas y museos nacionales, destrucción de la civilización, el patrimonio, la cultura, el dinero y la esperanza, tenemos que aceptar – si bien muchos son reacios– que son los palestinos mismos quienes tienen que decidir su causa , si es violenta o no violenta.

Los modelos ideales de las palestinas se basan a menudo en leyes, costumbres y prácticas religiosas. ¿Qué puede decirse acerca de las leyes de género y sus prácticas? Nahla Abdo afirma que las relaciones sociales entre palestinos se basan en tres regímenes jurídicos: en primer lugar, el derecho ‘estatal’ o leyes civiles; en segundo lugar, las leyes tradicionales no escritas; y por último, la sharia religiosa, que regula el estatuto personal (matrimonio, divorcio, herencia, etc.). En cuanto a las leyes civiles / formales, la población palestina aún es objeto de una combinación de jurisprudencias -otomana, británica, jordana, egipcia e israelí- además de las complicaciones extra legales impuestas a la AP después de los acuerdos de Oslo. La población palestina de ambos sexos comparte muchas restricciones legales, pero algunas restricciones se aplican sólo a las mujeres. Un ciudadano palestino dentro de la jurisdicción de la AP se define como alguien cuyo “padre” ha de ser un árabe palestino de Cisjordania o de la Franja de Gaza y que posee una tarjeta de identidad israelí.

De este modo, las leyes son tanto racistas como discriminatorias, porque lxs palestinxs/los palestinos necesitan una tarjeta de identidad israelí, para identificarse a través de su “padre”. La mujer palestina musulmana, pero no los hombres, tiene según Daniel Hirsch, que obtener el consentimiento de un familiar masculino para casarse. Una mujer periodista en la Franja de Gaza me dijo que en las ciudades los padres aceptan el matrimonio tan pronto se encuentren con la joven pareja y vean por sí mismos que es una buena relación. Normalmente no es ningún problema. Las mujeres, pero no los hombres, deben liberar a sus maridos de todo compromiso financiero para obtener el divorcio. Estas leyes violan la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW), el principal convenio global en derechos de las mujeres que ha ratificado el presidente palestino.

Debido a la ocupación israelí y al sistema de opresión colonial y racista, muchas leyes anticuadas permanecen y son difíciles de cambiar. Las leyes tradicionales tienden a predominar sobre las leyes escritas. Dada la hegemonía del Islam en Palestina y en otras partes del mundo árabe, las leyes de la sharia, según Abdo, gobiernan la mayoría de los aspectos de la vida de las mujeres. La ideología de género de Hamas, al igual que la de los partidos seculares, según Isah Jad, continúa siendo contradictoria, y las puertas para la igualdad de las mujeres están sólo parcialmente abiertas.

Esta aún es, no obstante, la condición de las mujeres en la mayor parte del mundo. La Autoridad Palestina (AP), según Daniel Hirsch, ha modificado muchas leyes discriminatorias, elaborado leyes sensibles al género y creado organismos que promueven los derechos de las mujeres. Se inscriben más niñas en la escuela y se gradúan, más que nunca. Las mujeres se aventuran fuera de casa, tienen empleos decentes en el sector privado y puestos en los consejos políticos locales. Las organizaciones de mujeres en Cisjordania, en Gaza y en la diáspora documentan violaciones de los derechos humanos y proponen reformas. Celebran día de la mujer, al igual que las mujeres en muchos otros países. La imagen occidental estereotipada de las mujeres de Gaza, como sólo amas de casa, es falsa.

Muchas son madres con educación o están solteras, son activas en la política local y buscan puestos de trabajo, cuidan de sus hijos cuando sus maridos entran y salen de las cárceles israelíes. Las costumbres racistas y coloniales israelíes crean barreras diarias para los hombres y mujeres en Gaza que quieran iniciar y continuar con pequeñas empresas para ganar dinero y evitar vivir de la caridad. Las fuerzas de ocupación israelíes impiden a los ciudadanos de Gaza viajar fuera de la pequeña franja, roban, en realidad, su agua limpia, la electricidad, el dinero, el suelo e incluso destrozan la posibilidad de darse un baño sano en el Mediterráneo.

Para terminar este breve relato, incluiré una historia que puede simbolizar la mentalidad heroica de las mujeres de Palestina bajo la ocupación, aquí de un texto de Virginia Quirke, citado por Amal Amireh (2012, pág. 438.): Soldados israelíes persiguieron a un grupo de jóvenes palestinos que lanzaban piedras y finalmente alcanzaron a uno de ellos. Mientras los soldados israelíes le arrastraban hacia su jeep para arrestarlo, una mujer joven con un bebé en brazos corrió hacia ellos, gritando de rabia, al joven palestino. “¡Ahí tienes! Ya te dije que no vinieras aquí! ¡Te dije que habría problemas! Ahora, ¿qué esperas que haga si te detienen? ¿Cómo comeré?¿Cómo alimentaré a nuestro bebé? ¡Estoy harta de tu irresponsabilidad! Toma, ¡llevas al bebé e intentas darle de comer!” Y empujando al bebé en brazos del joven boquiabierto, huyó. Los soldados, tan sorprendidos como el joven, tuvieron de repente que hacerse cargo de un bebé. En un estado de desconcierto, los soldados empujaron al joven de nuevo a la calle, saltaron a su jeep y se alejaron. Dejaron al hombre con el bebé. Por último, la madre aparece detrás de un edificio cercano donde se había escondido, se acercó al joven agradecido, a quien nunca había visto antes, tomó al bebé de sus brazos, y se fue a casa”.

Written by: Gerd von der Lippe, WBG
Photo by: 'Impotence'/@Patricia Bobillo Rodríguez