Como seguramente sabe, en este mismo momento hay un barco en ruta hacia Gaza, ese pequeño enclave palestino. Su misión es observar, romper y finalmente, poner fin al bloqueo inhumano, ilegal y destructivo para todas las partes involucradas en Gaza. Mujeres Rumbo a Gaza, como denominamos nuestra acción, es una iniciativa de Barco a Gaza y la Coalición de la Flotilla de la Libertad.

Nuestra “nave” es un velero de 15 metros de largo, que hemos llamado Zaytuna Oliva. A bordo estamos la tripulación y las delegadas; somos 13 mujeres de diferentes edades y creencias políticas y religiosas. Venimos de todos los rincones del mundo: Estados Unidos, Sudáfrica, Australia, Malasia, España y del Reino Unido.

Algunas de nosotras son bastante conocidas, como la Premio Nobel de la Paz Mairead Maguire de Irlanda del Norte, o la activista por los derechos humanos Marama Davidson, de Nueva Zelanda. Otras no son tan famosas, como por ejemplo, la miembro de la tripulación Emma Ringqvist, de Suecia.

Juntas y en solidaridad con nuestras hermanas en Gaza, quisiéramos contribuir con nuestra acción para acabar por fin con el bloqueo de Israel y Egipto a esa minúscula playa – una décima parte del tamaño de Mallorca, pero poblada por cerca de dos millones de personas.

Nos han preguntado por qué no navegamos a Siria en su lugar. A ello sólo podemos responder que el infierno devastado por la guerra en Siria no hace menos intolerable la situación en Gaza. También se nos pregunta por qué nuestra acción se dirige a las potencias que bloquean la franja, Israel y Egipto, y no al orden patriarcal de Hamas. Sólo podemos contestar que la ocupación, incluyendo el bloqueo de Gaza, es la principal causa de la miseria que se vive en la prisión al aire libre, como en ocasiones se denomina a Gaza.

El bloqueo constituye un castigo colectivo y una violación del derecho internacional, ante la que la comunidad internacional debe reaccionar e intervenir. Cuando no es así, movimientos como Barco a Gaza y la Coalición de la Flotilla de la Libertad se ven obligados a actuar. Quien está a cargo de la “prisión al aire libre”, independientemente de lo censurable que sea su gestión, es secundario y un asunto que concierne principalmente a los votantes palestinos.

Muchas de nosotras, defensoras de los derechos humanos en todo el mundo nos alegramos al saber que su gobierno había reconocido oficialmente a Palestina. Para muchas de nosotras, la política exterior feminista que ha proclamado también es muy esperanzadora. Gaza constituirá una prueba de fuego para ambas políticas.

Este próximo verano, el bloqueo cumplirá diez años. Al mismo tiempo, la ocupación israelí de Palestina habrá cumplido 50 años. El resultado no ha sido nada positivo – sólo violencia, muerte, desconfianza, inseguridad, desesperanza. Esto tiene que acabar.

Las que estamos a bordo del Zaytuna Oliva, nos estamos acercando a la costa de Gaza a buen ritmo. Según las estimaciones de la capitana Madeleine, debemos llegar a nuestro destino el miércoles, en algún momento. El asunto es cuándo todas nosotras – en Gaza, en las regiones circundantes y en el resto del mundo – alcanzaremos nuestro objetivo colectivo: poner fin al bloqueo de Gaza.

Mujeres Rumbo a Gaza y Barco a Gaza – Suecia